Como indica su nombre, este producto (que originariamente se llama Kölnisch Wasser), viene de la ciudad alemana de Colonia y su descubrimiento se debe al perfumista italiano Giovanni Marina Farina (1685–1766), que trabajaba en la perfumería más antigua de la ciudad, aún sigue activa en nuestros días.
Instalado en Colonia, el perfumista concibió un elixir a partir del aceite de bergamota y le bautizó con el nombre de su ciudad residencial. Se trataba de un aroma muy innovador para la época, ya que era una fragancia muy fresca en contraposición a la de los cargados perfumes (sobre todo franceses) que se usaban en aquel entonces. El éxito fue inmediato. Incluso se dice que Luis XV y Luis XVI la adoptaron. Algunos decenios más tarde, el agua de colonia se extendió por todo el mundo.
Asimismo, en sus inicios se le conocía con el nombre de “Agua Milagrosa” ya que se consideraba que tenía poderes curativos, siendo utilizada para el aseo del cuerpo y los malos olores.
De otro lado, la mezcla de aceites esenciales de limón, naranja, bergamota, mandarina, lima, cedro, pomelo y en una combinación secreta de hierbas, hicieron que la Eau de Cologne alcance popularidad en toda Europa,
Francia por ejemplo, fue uno de los principales consumidores, ya que para los oficiales de los ejércitos franceses se convirtió en un artículo de lujo. Ellos mismos propagaron su distribución, pues les mandaban ejemplares a sus esposas, novias y amigos.
La fragancia màs antigua y creada por el italiano Giovanni María Farina a principios del siglo XVIII, la Original Eau de Cologne, fue imitada, copiada y falsificada, de tal forma que no queda mucho de la fórmula original. Hoy en día, el término se ha vuelto mucho más genérico: hablamos más bien de una composición ligera de un perfume o de una fragancia suave y fresca.
El agua de colonia, que encuentra su origen en el siglo XVIII, tuvo un desarrollo un tanto caótico a lo largo de los años. Primero lo adoptaron los más ilustres hombres de la historia, como Napoleón (que usaba varios litros al mes), después lo utilizaron las personas "mayores" y finalmente se puso de moda en todos los hogares.
La colonia tiene ese "no se qué" delicioso que le asegura un puesto importante en nuestras vidas. La antigua agua de colonia era mucho más fuerte. La veíamos en los armarios de nuestras abuelas y nos parecía algo casi mágico.
Hoy en día siguen existiendo aquellas colonias de frascos preciosos y etiquetas inspiradas, pero cuando hablamos de colonia lo que nos viene a la mente es más bien un agua fresca, normalmente en envases grandes y económicos.
Tradicionalmente, se consideraban aguas de colonia las composiciones olfativas que contenían entre un 4 y un 6% de esencias, en relación al 7 a 12% de las eaux de toilette y el 12 a 20% de las aguas de perfume. Su fórmula, esencialmente compuesta de esencias de la familia de los cítricos -naranja, limón, bergamota, pomelo...) añade a estas notas otra de corazón florido (como por ejemplo, de rosa, lavanda o jazmín) así como una nota de fondo amaderada (como el cedro o sándalo). Una mezcla particularmente luminosa, de carácter tan auténtico como mítico.
EL PERFUME: LA MÀS SUPERFLUA DE LAS MANIFESTACIONES DE LUJO...
Decía Plinio que “El perfume tiene como característica ser la más superflua de las manifestaciones del lujo; las perlas y las joyas acaban perteneciendo a los herederos de sus dueños, y las ropas duran cierto tiempo, pero los perfumes pierden rápidamente su aroma y mueren a las pocas horas.
Su principal cualidad es que cuando pasa una mujer, su aroma puede llamar la atención de otras personas, incluso de quienes están ocupados en otras cosas. ¡¡Y cuestan más de 400 denarios la libra!! Todo ese dinero se paga para dar placer a otros, ya que la persona que usa el perfume, no lo huele.”
HISTORIA DEL PERFUME EN EL ANTIGUO EGIPTO
Los perfumes egipcios eran bastante diferentes de lo que hoy en día entendemos como perfumes. Los perfumes actuales son líquidos y tienen en su mayoría el alcohol como vehículo.
Por el contrario, los egipcios jamás destilaron sus aromas ni utilizaron alcohol como agente, sino que sus perfumes eran en forma de aceites o grasas perfumadas. Aunque de alguna manera ya iban entreviendo las bondades del vino (único alcohol del que disponían) para aligerar los perfumes demasiado fuertes.
El perfume como se conoce actualmente pudo tener su inicio en el Siglo IV cuando Aristóteles comenzó a destilar sustancias. Más tarde en el Siglo X los árabes perfeccionaron las técnicas y adquirieron gran maestría y renombre en el arte del perfume.
Los elaborados y exquisitos perfumes árabes siguen gozando de gran fama, si bien a los occidentales nos parecen algo empalagosos, y generalmente, preferimos aromas más frescos. En los albores de la Historia, los egipcios simplemente olían las flores y frutas al natural, o quemaban sustancias aromáticas solas, o mezcladas con aceite.
Por ejemplo el incienso y la mirra no requieren más tratamiento que el de ser quemadas en un pebetero. Pero pronto se animaron a hacer combinaciones con diferentes hierbas, raices, flores, maderas o semillas aromáticas, y aprendieron a fijar los aromas con otras sustancias.
Se conocen muchos perfumes egipcios por las recetas que dejaron en las paredes de los templos, en los llamados “laboratorios”. Estos tipos de perfumes también son mencionados por griegos y romanos, y sabemos que se vendían en los mercados de estos países. Como en otros muchos aspectos de la cultura egipcia, nuestros informadores son Plinio (Naturalis Historia), Teofrasto (De Odoribus), Herodoto y Plutarco (De Iside et Osiride).
Igualmente merece mención especial Dioscórides y su Materia Médica en la que nos ilustra sobre todas las hierbas y plantas, así como su uso. El también trató de revivir los perfumes a partir de las fórmulas antiguas. Por otra parte, al igual que en temas de alimentación y medicina, el romano Apicio y posteriormente Próspero Alpini nos sirven de nexo entre la antigüedad y nuestros días, gracias a sus estudios en estas materias.
Es bien conocido por todos la importancia que los antiguos egipcios daban a su aspecto físico. En esto, como en tantas otras cosas, podemos considerarlos una sociedad avanzada, a pesar de su antigüedad. Para ellos eran importantes los vestidos, las pelucas, las joyas, el maquillaje y, como no, los ungüentos y los perfumes, que en ocasiones eran más caros y apreciados que el oro o la plata.
LOS INDISPENSABLES
Eau de Naranja Verde de Hermès
Colonia Ambre Nuit de Christian Dior
Agua de colonia Impériale de Guerlain
Eau de Cologne de 4711
Eau de Cologne 1920 de Jardin de France
Colonia Acqua Di Parma
Colonia Ambre Nuit de Christian Dior
Agua de colonia Impériale de Guerlain
Eau de Cologne de 4711
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