jueves, 23 de octubre de 2008

PETARE RECLAMA CASA DE TITO SALAS: EL GRAN PINTOR DE LA HISTORIA DE VENEZUELA...





*La comunidad prefiere cultura en lugar de un centro comercial

.El pintor Tito Salas no imaginó cuál sería el destino de su hogar, El Toboso. Bien sea descuidada por el Estado o amenazada de destrucción, las decisiones que se toman la alejan de ser un refugio para la comunidad (Venancio Alcázarez)

Ya no van los niños a comer majarete debajo de sus techos de caña al salir de clases. No están las pinturas ni los murales y menos las lujosas lámparas y poltronas. Tampoco nadie se pregunta de quién serían esas inmensas casas blancas y azules rodeadas de árboles añejos.

Setrata de la casona de El Toboso, una especie de Dulcinea (el amor de Don Quijote) para el pintor Tito Salas, y que fue su hogar desde 1931 hasta 1974. Pero la belleza de lo que fue se pierde hoy entre el abandono y el bullicio que sube desde la redoma de Petare.

La historia del complejo de tres casas ha sido de tragedia. El último capítulo que vive es el de la intención de construir en él un centro comercial, que ya cuenta con el visto bueno de la Alcaldía de Sucre, aun cuando las estructuras que componen la hacienda figuran en los cuadernos de Bienes Patrimoniales del estado Miranda, desde 1998.

Sin respiro Las revelaciones corrieron por cuenta de tres de los consejos comunales del sector, cuyos integrantes obtuvieron la documentación que da fe de la intención de destruir el patrimonial complejo: "Tuvimos que hacer inteligencia comunal", confiesa Juan Salvador Plánchez, petareño de nacimiento, entre el orgullo y la indignación.

Lo cierto es que entre el mazo de papeles que los vecinos han llevado a todas las instancias posibles se encuentran las solicitudes del nuevo dueño de El Toboso, Omar Alí Abdul y su empresa Pica Flo, para construir allí un "centro comunal", así como su aprobación por parte de la Dirección de Ingeniería Municipal de Sucre.

"Este es el único pulmón vegetal que tenemos. Es verdad que está descuidado, pero con todo y eso quienes vivimos aquí venimos los domingos a respirar de verdad. ¿Qué patio puede tener un rancho montado uno al lado del otro? Aquí está la línea que separa a la naturaleza del caos", aseguró Irma Rivero, integrante del consejo comunal El Cerrito.

Elizabeth de Alberto, habitante del barrio Unión, se siente allí como "con un aire acondicionado natural. Además toda esa comunidad se está hundiendo y en vez de atenderlos, aprueban construcciones que favorecen a unos pocos y no a la comunidad".

Y es que, además, la zona está declarada en riesgo. Desde 2005, la comunidad ha solicitado a las autoridades prevenir el hundimiento del sector, aunque aún no reciben respuesta. "Si con los consejos comunales el poder es del pueblo, no entiendo por qué las instituciones municipales, que ignoran la problemática de la comunidad, son los mismos que dieron rapidito todos estos permisos", se preguntó Rosa Rivero.

Capítulos previos En 1993, la familia Salas vendió la casa al Consejo Nacional de la Cultura (Conac). La negociación incluía la estructura principal del complejo: El Toboso, junto a obras pictóricas y objetos del pintor. Fue entonces cuando la casona recibió su primera promesa de restauración para convertirla en un espacio de promoción de la vida y obra de Salas. Allí quedó el proyecto.

El Estado olvidó a El Toboso y sus pinturas fueron entregadas a la Galería de Arte Nacional en comodato. Mientras, las otras dos casas, El Cortijo y El Paso, fueron vendidas por las hijas de Salas a particulares.

En 2000, la familia del pintor inauguró la Fundación Taller Tito Salas y pidió al Conac le concediera en comodato los espacios. Por seis años realizaron visitas guiadas, cursos, acti-vidades culturales y restauraron parte del complejo. La felicidad les duró poco.

En 2006, el Conac rescindió el convenio de comodato con la excusa de que en El Toboso funcionaría un Centro de la Diversidad Cultural y el plan también quedó en eso. El lunes la nieta del pintor y presidenta de la Fundación, Ana María González Salas, recibió una llamada: las máquinas demoledoras llegaron.

"Allí comenzó la corredera, nosotros apoyamos a la comunidad, que se opone a esa barbarie. Ni ellos ni el Instituto de Patrimonio Cultural fueron notificados. Es insólito que esos permisos hayan sido otorgados", acusó González Salas.

Mientras, cuando se mira hacia arriba desde el barrio Mesuca, como un espejismo, se advierte el único trozo de cerro verde que queda en Petare, ahora seriamente amenazado.


malbornoz@eluniversal.com
Maye Albornoz
EL UNIVERSAL
23 de octubre 2008

Vecinos demandarán ilegalidad del proyecto

José Gregorio Pérez, de la Dirección de Ingeniería Municipal, reconoce que los permisos de construcción de un "comercio comunal" sí se otorgaron: "No hay riesgo alguno, para eso está la ingeniería. Además no se va a tocar la casa de Tito Salas, sino otra que está en el conjunto".

El funcionario desconoció que todo el complejo estuviese declarado patrimonio, además señaló que la permisería se emitió antes de que se publicara el catálogo de bienes patrimoniales de Sucre.

Hannia Gómez, presidenta de la Fundación de la Memoria Urbana, le respondió: "La comunidad no puede pagar las incompetencias de la Alcaldía. Apoyaremos a la comunidad para demandar".

BIOGRAFÍA DE TITO SALAS


Nació en Caracas el 8 de mayo de 1887 y murió en la misma ciudad el 18 de marzo de 1974. Británico Antonio Salas Díaz –verdadero nombre de Tito– se destacó como el primer pintor venezolano que visualizó la naturaleza de manera moderna. Como pintor se orientó hacia la historia de Venezuela.

La formación artística de Salas se desarrolló en la Academia de Bellas Artes de Caracas, donde tuvo como profesor al pintor Emilio Jacinto Mauri, y fue condiscípulo de Federico Brandt, Manuel Cabré y Armando Reverón. Posteriormente, el artista viajó a París para continuar su formación.

En 1906, Tito Salas viajó a Italia y allá quedó deslumbrado con la obra de Tiépolo, Tintoretto y Tiziano, sobre todo, por el género histórico cultivado por estos artistas.

Entre 1907 y 1908, Salas estuvo en España, donde pintó una serie de obras basadas en la observación de escenas y costumbres del país.

Tito Salas regresó a Venezuela y se encargó de la decoración de la Casa Natal de Simón Bolívar, en Caracas, la cual restauraba Vicente Lecuna. En dicho recinto ambientó la vida del Libertador en diferentes murales.

Posteriormente, Salas emprendió la decoración del Panteón Nacional con otros murales, dada la maestría y buen gusto con el que pintó los de la Casa Natal de Bolívar.

Aunque la obra histórica ha opacado el trabajo paisajístico de Salas, éste destacó entre los artistas que han contribuido a desarrollar la tradición del arte moderno que se inició en Venezuela a partir de 1900.

En 1906 fue premiado por su obra La San Genaro. Al año siguiente, le otorgaron la medalla de Segunda Clase en el Salón de Artistas Franceses en París. Ganó Medalla de Oro en la Exposición de Bruselas, en 1909.

En 1970, poco antes de su muerte, Salas pintó para la residencia presidencial La Casona, en Caracas, una obra titulada Los Causahabientes, que representa en un conjunto a los Presidentes de Venezuela que gobernaron durante el siglo XIX.

Entre otras de las obras de Salas se encuentran: La emigración a Oriente, El matrimonio de Bolívar y María Teresa, La expedición de los Cayos y El terremoto de 1812, entre otros.

MEDARDA...LA SANTA DE SEBORUCO



Por Hugo Colmenares
e-mail: hugocol@cantv.net

LA GENTE de Seboruco, tierra taurina del Táchira, anda de romerías por todo el país. En busca de testimonios, agradecimientos y oraciones, que llenen de mayor luz la memoria santificada de la anciana Medarda Piñero.

Hace muchos años que Medarda, la Santa de Seboruco, entregó su alma dichosa al Cristo, al rey de reyes.

Es posible que ella no supiese que vivía consagrada. A una vida piadosa, serena, equilibrada. De manos llenas por aquellos desvalidos, abandonados y perdidos, que tenían a su casa humilde, como el gran palacio de los afectos.

Ella no tenía una institución o correligionarios, que le llevaran estandartes con su bondad.

Nadie iba atrás de su sombra, dando cuenta de su obra compasiva.Pequeña. Menuda. Una cesta para ir de puerta en puerta en busca de alimentos.

Su casa era de puerta abierta. Ese aposento era el gran asilo generoso, el hospital, la cobija grande y el bocado tibio para los más desposeídos.

En sus brazos agonizaron y dieron el último suspiro, gente que sólo conocía a Dios en sus corazones.

Sus pasos eran sólo para el amor en el pan y los labios de hombres y mujeres, que buscaban una sonrisa.

En una oportunidad un ladrón se robó una camioneta en Seboruco. Minutos más tarde los alistados en armas, le dieron muerte al joven que huía con su prenda mal habida. Allá en La Vega a orilla de carretera quedó el cuerpo.

Sólo el sentimiento del perdón, de la comprensión de una santa fue solo, a buscar el cadáver de un sueño perdido y lo llevó a velar a su casa.

¿Cómo se llamaba ese ladrón?. Nadie lo sabía. Sólo juicios de desprecios,para quien vino a robar

Medarda anduvo entre gente buena y pidió dinero para la mortaja, el ataúd. No hubo oficios religiosos. Pasaron de largo unos voluntarios y ella que en sus labios tenía la llama que arde con divini-dad.

Recuerdo el día que la torera Carmen Piñero, La Suerte Blanca, junto a las mujeres de la montera y el capote, fueron con trajes de luces y andaluces a visitar a Medarda, antes de la novillada

Carmen Piñero, la hija de Medarda, estaba acompañada de Conchita Cintrón y La Serranita.

“No me gusta el maltrato a los animales”, dijo la madre de la torera.Salieron las toreras de la casa de una santa. Iban de sol y sombra. La Dama de los Pobres, se quedó junto a uno de sus nietos. Oraba esa tarde, para que la luz llenara de bendiciones a Seboruco.

Dicen en estos secretos de los peregrinos. Que en libros se lleva la memoria de los milagros, de la bendita revelación de una mujer, que nació en los páramos de La Grita. Mujer que obra mediante la sonrisa, del Hombre de la Tierra Antigua: Jesús de Nazaret.